1Pedro 3,15, y estad siempre preparados para
presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande
razón de la esperanza que hay en vosotros.
En esta carta el primer Papa, San Pedro nos enseña a todos los cristianos, que debemos presentar argumentos sobre nuestra fe a todo aquel que nos lo pide. La defensa o los argumentos que presentemos debemos hacerlo siempre con mansedumbre y reverencia. Es decir, no con el objeto de buscar pleitos, peleas o discusiones sino para aclarar, enseñar y ayudar a los otros a entender más y mejor la fe católica. Para poder esgrimir estos argumentos sobre la fe católica, es necesario que sepamos usar muy bien las Escrituras, el Catecismo y los escritos de los Santos Padres, que son aquellos primeros cristianos que sucedieron a los apóstoles y los cuales siguieron una linea ortodoxa en cuanto a la doctrina y fueron enseñando la fe en los primeros siglos del cristianismo.
Remontándonos a los orígenes
Podría decirse que la Apologética es la "ciencia de los Santos", ya que gran cantidad de Santos de todos los lugares y de todas las épocas la han puesto en práctica, la han usado y esto les ha servido para convertir a muchos no católicos. Conozcamos entonces un poco más la historia de esta disciplina teológica:
La apologética como disciplina teológica tiene su historia, la podemos situar
ya en los primeros siglos del cristianismo y si nos vamos al NT podemos ver los
primeros signos en el discurso de Estebán el primer mártir cristiano( Hechos
7,1-55) con frases muy elocuentes pero a su vez dignas de mención y análisis:
Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; Hechos
7,51 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, Hechos
7,54 También se puede encontrar en los textos de San Pablo: Filipenses
1,7, Filipenses 1,16, Hechos 22,1, 1Cor 9,3 etc.
Posteriormente a los apóstoles podemos citar a San Justino Mártir, el primer
apologista griego. El desarrolló un dialogo con el Judío Trifón donde
le va explicando a este judío los motivos por los cuales Cristo es el Mesías
esperado, basándose en los textos del AT fundamentalmente. San Justino también
escribió dos apologías dirigidas al emperador Antonino Pio en defensa de
los Cristianos, donde habla del Bautismo, la Eucaristía, la Virgen, Cristo, etc.
Posteriormente, tenemos a Cuadrato y Arístides de Atenas que dirigen una
obra apologética al emperador Adriano. Hacia finales del siglo II tenemos a San
Teófilo de Antioquia que será el primero en usar la palabra Trinitas aplicada a
la Divinidad. San Ireneo de Lyon, discípulo de San Policarpo de Esmirna quien
había sido bautizado y había recibido su formación de manos del apóstol San
Juan. San Ireneo, esta empapado de doctrina apostólica y escribió una
monumental obra llamada "Contra las Herejías" donde
refuta todas las herejías de su época y da los argumentos de la verdadera fe,
la católica. Este último es el primero en darnos la lista de obispos
de Roma hacía el año 180 d.C.
Pocos siglos después, tenemos a San Atanasio de
Alejandría Padre de la Ortodoxia que combatió duramente el arrianismo , pero
también el politeísmo a los paganos y a los judíos (Oratio contra
gentes y Oratio de incarnatione). San Ambrosio años después defenderá
también la divinidad del Hijo contra los arrianos (De fide ad
Gratianum), San Jerónimo también tendrá su obra apologética (Contra
Helvidio) donde defiende la virginidad de María. Es curioso que los
mismos argumentos que en su momento presentó Helvidio contra esta doctrina, son
los que los cristianos no católicos presentan hoy en día. Pero quizás el Santo
más destacado de estos siglos IV-V fuera San Agustín de Hipona se enfrentó al
maniqueísmo, al pelagianismo, al donatismo, podemos destacar como obra
apologética más importante De civitate Dei (La ciudad de
Dios). Para terminar con los padres de la Iglesia, merece la pena recordar a
San Juan Damasceno, pieza fundamental de la Iglesia católica en su disputa
contra los Iconoclastas quien escribió varias Catequesis o discursos
apologéticos a favor del culto a las imágenes.
Si nos remontamos a siglos más cercanos, podemos citar a San
Bernardo de Claraval (quien se enfrentó a los cátaros), San Roberto
Belarmino con su monumental obra (Las controversias de la Fe), San
Pedro Canisio (su obra más característica es el "Catecismo de
Pedro Canísio"), San Francisco de Sales ( Meditaciones
sobre la Iglesia). Estos últimos se convirtieron en la pieza
clave de la Contrareforma católica, dedicándose a aclarar la doctrina frente a
los errores protestante difundidos en el siglo XVI y siguientes.
Ya metidos en estos últimos siglos podemos citar a Ronald Knox sacerdote
converso del anglicanismo, Chesterton, el beato Jhon Henry Newman cardenal converso
también del anglicanismo, el venerable Obispo Fulton Sheen. Todos ellos
grandes apologistas de los siglos pasados, y que repercutieron de manera
notable en la teología católica.
¿Cómo se aplica la Apologética en la actualidad?
Hoy en día, también existen grandes apologistas, quizás el
más destacado de todos a nivel mundial, es el converso norteamericano
Scott Hahn, pero junto con él le han seguido muchos otros: Marcus Grodi, Tim
Staples, Dave Armstrong, etc. Todos ellos también convertidos del protestantismo.
Pero no solamente los hay en Estados Unidos, también han surgido apologistas de
habla hispana destacables y que han formado grupos de defensa de la fe en
América Latina. Por ejemplo, el Padre Flaviano Amatulli, fundador de la
fraternidad "Apóstoles de la palabra", Fernando Casanova (EWTN),
Frank Morera (EWTN), etc. En España, el fallecido Padre Jorge Loring hacía
apologética a través de su libro "Para Salvarte" , aunque
mas bien enfocado al ateismo que es lo que mayormente afecta el país en
estos tiempos.
Debido al gran aumento del Sectarismo (Mormones,
Adventistas, Testigos de Jehová, Unicitarios, etc.) en el continente
americano, se hace necesario desarrollar un programa pastoral de apologética
bíblica para que el católico tenga las herramientas necesarias para
defender su fe. En la mayoría de países de Latinoamérica podemos darnos
cuenta ahora mismo, el 50% de la población es no católica y el otro 50% si
lo es, esto es debido a la falta de formación y al avance proselitista
de las Sectas. Una realidad preocupante en nuestra iglesia, que como laicos
debemos dar solución, pues una mirada al futuro no es muy prometedora, sino que
demuestra que poco a poco el protestantismo irá ganando terreno en todo este
continente. Es por ello, que la formación apologética se hace un tema
primordial y urgente. Y en aquellos países que no son tan asediados por las
Sectas como el caso de España, se puede aplicar la Apologética como método
pastoral de enriquecimiento bíblico para el fundamento de la fe.
Siguiendo las enseñanzas del Concilio Vaticano II, la apologética respondería a
la petición que en su momento realizó Pablo VI:
Mas como en nuestros tiempos surgen nuevos problemas, y
se multiplican los errores gravísimos que pretenden destruir desde sus
cimientos todo el orden moral y la misma sociedad humana, este Sagrado Concilio
exhorta cordialísimamente a los laicos, a cada uno según las dotes de su
ingenio y según su saber, a que suplan diligentemente su cometido, conforme a
la mente de la Iglesia, aclarando los principios cristianos, defendiéndolos y
aplicándolos convenientemente a los problemas actuales .
(Apostolicam actuositatem 6 Promulgado solemnemente por Su Santidad,
El Papa Pablo VI el 18 de noviembre 1965 ).
El decreto sobre el apostolado de los laicos, promulgado por
Pablo VI nos pide que sepamos defender, aclarar, explicar los principios
morales y doctrinales de nuestra fe, para no caer en los gravísimos errores que
abundan en nuestro tiempo, es por ello que la apologética debe servir para
esto: ayudar y prevenir al católico, dándole las herramientas necesarias para
permanecer firmes en su fe (1Cor 16,13, Efesios 6,11,Col 1;23).
Por todo ello, no es aconsejable, ni razonable ver la
Apologética como algo antiguo, caduco o que busca pleitos. La finalidad de
la apologética no es esa, sino la de ayudar al católico a fundamentar su fe, a
conocerla mejor, a lograr alcanzar un mayor amor a las Escrituras pues su mayor
instrumento es la Biblia. Otra forma también es hacerla con amor a la
tradición, porque también se puede hacer apologética histórica, basada en la
patrística. No buscamos pelear, sino aclarar; no buscamos discutir,
sino enseñar y evangelizar con la palabra de Dios. Para que mediante el
conocimiento de la verdad, podamos alcanzar la plena unidad (Juan 17,21). Ya lo
decía San Juan Pablo II ¿quién consideraría legítima una
reconciliación lograda a costa de la verdad? (ut unum sint 18) es
por eso que debemos usar la verdad para conseguir la unidad, y esa verdad debe
ser presentada en el mismo lenguaje que nuestros hermanos separados conocen que
es a través de las Escrituras, dando los fundamentos bíblicos de la fe.
Esto en sí, sería la nueva apologética que nos pidió tan encarecidamente San
Juan Pablo II en su discurso a los obispos de Canadá con motivo de la visita ad
Limina.
Dios les Bendiga
Autor y Escritor Jesús Urones
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