"TU ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARE MI IGLESIA." Mt. 16, 13:20

jueves, 25 de julio de 2019

Algunas corrientes actuales en la mariología Parte I


1. INTRODUCCIÓN
1. Corrientes mariológicas actuales

Hace ya treinta años que se clausuró el Concilio Vaticano II, que
incluyó en su Constitución sobre la Iglesia un importante y valioso
capítulo sobre La Virgen María en el misterio de Cristo y de la
Iglesia l. Dicho capítulo, a juicio del Papa Pablo VI -que presidía
entonces las sesiones conciliares y había puesto todo su empeño en
llevar a feliz término el debate sobre el tema mariano-, es una
extensa síntesis de la doctrina católica sobre el lugar que la Santísima Virgen María debe ocupar en el misterio de Cristo y de la
Iglesia 2.

El documento conciliar fue como un fermento, que transformó la
masa de la doctrina mariológica y la estructura de la mariología; una.

1 CONCILIO VATICANO n, Consto dogmática Lumen Gentium=LG, c. VIII: De
la bienaventurada Virgen María Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia, núms. 53-69.

2 PABLO VI, Discurso de 4-XII-1963, clausura de la 2." sesión conciliar; Discurso de 21-XI-1964, clausura de la 3." sesión conciliar. En Concilio Ecuménico Vaticano 1I. Constituciones, Decretos, Declaraciones. Edic. bilingüe, promovida por la Conferencia Episcopal Española, Madrid, BAC, 1993, pp. 1124 Y
1127.

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD (55) (1996), 9-44 
10 ENRIQUE LLAMAS, OCD

fuerza interna renovadora del culto y de la piedad mariana, y un
criterio a la vez de discernimiento, capaz de imprimir un nuevo giro
y dar una nueva orientación a las cuestiones maríológicas.

Hasta entonces la mariología había estado activada por la fuerza
y el dinamismo de dos corrientes teológicas: la cristo céntrica y la
eclesiotípica, que caminaron de la mano en la primera mitad de
nuestro siglo. En la antevíspera del Concilio cada una de estas dos
tendencias luchó por la supervivencia y el predominio en el campo
de la mariología. El Congreso Mariológico Internacional, celebrado
en Lourdes en 1958, puso de relieve cierto antagonismo entre ellas
y su insuficiencia para explicar aisladamente el misterio de María.

Se imponía una integración de las mismas, tanto en el teneno doctrinal como estructural de la mariología. Pero la actividad de otros movimientos pendulares convirtieron el diálogo en un campo de batalla dialéctica, en el que se acentuaron como exceso las exageraciones,los malos entendidos y las posturas radicales 3.

El Concilio Vaticano II, a pesar de las presiones demasiado interesadas que ejercieron algunos matiólogos y de actuaciones poco transparentes desde el punto de vista doctrinal, tuvo el acierto de atmonizar e integrar con su autoridad independiente las dos tendencias, dando otra orientación a la mariología actual. No dio preferencia a una sobre otra. M. Semeraro dice, sin embargo, que pareció también que el capítulo VIII de la Constitución Dogmática «Lumen Gentium» había preferido la tendencia «cristológica» de la mariología a la llamada «eclesiotípica», sobre la cual habían insistido algunos teólogos a partir del Congreso de Lourdes de 1958 4

Tal vez algún mariólogo de signo conservador y partidario de la
tendencia cristocéntrica haya valorado la postura del Vaticano II en

3 Los efectos del Congreso de Lourdes y la actividad de esas corrientes mariológicas a partir de 1959 fueron ampliamente comentadas en manuales de mariología y en estudios especiales. La bibliografía es abundante. Cito como estudios menos conocidos: F. SERRANO, SDB, «La mariología en proceso de renovación», en Analéctica. Anuario de Reflexión Teológica, 3, enero-diciembre
1988, pp. 3-24; B. GHERARDIN1, La Madre. Maria en una sintesi storico-teologica, Frigento, Casa Mariana Editrice, 1989; La scienza mariologica, 4: Le principali corren ti mariologiche, pp. 46-53; M. SEMBRARO, «Percosi della mariologia
postconciliare», en Riv. de Scienze Religiose, Vlj2 (1992), pp. 277-294.
4 M. SEMBRARO, lo Co, po 2800 
ALGUNAS CORRIENTES ACTUALES EN LA MARIOLOGIA 11
este punto. Yo he insistido desde hace muchos años en que el Concilio hizo una integración por igual de ambas tendencias, manteniendo un equilibrio y una equidistancia admirables. Aquí manifestó su sabiduría y esta es una de las razones del éxito y de la aceptación de sus enseñanzas 5.

Los mariólogos, por lo general, han entendido y valorado en este
sentido la enseñanza y la actitud del Concilio: una integración complementaria de dos tendencias distintas. La mariología actual, más que apoyarse en una sola tendencia, las ha asumido todas, integrando oh'as cOlTientes, absorbiendo y unificando en sí sus peculiaridades, que no son elementos contrarios, sino coeficientes de una misma constituciól1 6
Esta actitud del Concilio, de dimensión ecuménica y respetuosa
para los sistemas teológicos, estimuló a los mariólogos a la búsqueda de nuevas orientaciones y al estudio de otras corrientes, integradas en la actualidad en el esquema de la mariología. El esfuerzo se ha concretado en diversas fórmulas que constituyen hoy las líneas de fuerza del desalTollo y de la estructura de la nueva matiología.

Entre las nuevas corrientes de pensamiento ha despertado especial interés: el sentido histórico-teológico de la vida de María o la
mariología histórica; la corriente cristocéntrica y la ec1esiológica; la antropológica y ecuménica; la feminista, la simbolista y la espilitual.

El catálogo puede completarse con otras formulaciones, pues existen otras corrientes más o menos definidas que algunos mariólogos han intentado sistematizar 7.

5 Sobre el sentido de esta integración de las corrientes en el Vaticano TI ver
nuestros estudios: E. DEL SDO. CORAZÓN (Llamas), «Los principios mariológicos
en el capítulo mariano del Concilio Vaticano TI», en Est. Marianos, XXVTI,
1966, pp. 277-333, Y «María en la Anunciación y en los Mistelios de la Infancia
de Jesús» (núms. 56-57 de la Const. LG»>, en Est. Marianos, XXX, 1968, pp.
101-157. B. GHERARDINI, l. C., habla también de integración. En forma parecida
se expresa M. SEMBRARa, que considera el capítulo del Vaticano TI como una fusión o puesto de encuentro de las dos tendencias y su más equilibrada sistematización, etc. (l. C., p. 243).

6 B. GHERARDINI, l. c., p. 52.
7 Cfr. sobre todo S. DE FIaRES, María en la teología contemporánea (traducción del italiano), Salamanca, Edic. Sígueme, 1991, 603 pp. También «Mariología», en Nuevo Diccionario de Mariología (edic. española)=NDM, Ediciones
Paulinas, Madrid, 1988, pp. 1289-1301; B. GHERARDINI, l. C., pp. 52-53. 
12 ENRIQUE LLAMAS, OCD
Ante esta diversidad de opciones no es posible prestar atención a
todas las cOlTientes mariológicas actuales. Tampoco es necesario.
Son suficientemente conocidas en la mariología actual. Por lo mismo, haré una selección fijándome en algunas tendencias más importantes, intentando esclarecer algunos aspectos e incorporando a este capítulo algunas aportaciones de última hora.

2. Sentido y valor de las corrientes mariológicas No es fácil en ocasiones definir los signos de identidad de una
corriente mariológica en cuanto tal y distinguirla de otras fOlmas y
estilos de pensar. No obstante, atendiendo a elementos comunes y
específicos, parece claro que se trata de ideas, o líneas de fuerza, que desalTollan una concepción particular de la mariología y confieren una dirección uniforme y orgánica a las cuestiones mariológicas.
No se identifican con una opinión sobre una cuestión particular.
No son tampoco una simple metodología. Son algo más amplio y
más profundo. Dentro de una mariología sistemática son unos postulados que orientan y rigen el desalTollo de las cuestiones que integran un núcleo teológico. Stefano de Fiares las entiende como vías de organización de las cuestiones mariológicas que constituyen una
unidad sistemática, o perspectivas que presenta una mariología organizada a partir de su contenid0 8

Una cOlTiente mariológica no se identifica con un punto de referencia, que puede ser un simple matiz o aspecto de la figura de María externo al contenido de la mariología. Así, por ejemplo, la idea de
María pe/fecta discípula de Jesús, que Patrick J. Bearsley estableció
como punto de referencia de su mariología 9
, siguiendo una afirmación del Papa Pablo VI lO. En el ambiente socio-religioso de Latinoamérica, Víctor Codina pretendió construir su mariología a partir de
8 S. DE FlORES, NDM, l. C., p. 1294.
9 efr. F. TABORDA, «Todas as genera,<oes me chamarao bem-aventurtada.
Desafios actuais ao tratado de mariologia», en Perspectiva Teológica, 24 (1992),
p.46.
10 PABLO VI, Marialis Cultus=MC, núm. 35: (María) fue la primera y la más
pelfecta discípula de Cristo. 
ALGUNAS CORRIENfES ACTUALES EN LA MARIOLOGIA 13
los pobres, porque Maria ~a su juicio- es la expresión concreta de
la opción de Dios por los pobres", y sacramento preferencial del
amor de Dios por los pobres, que Jesús vino a evangelizar 11,
BlUno Forte ha delineado un proyecto de mariología que tiene
como punto focal a María, como mujer, icono del misterio, conjugando el simbolismo de la narrativa histórica, Esta visión se centra en unos temas clave: María, Virgen, Esposa y Madre, que constituyen la hurdimbre o el cañamazo de su estructura y desarrollo 12, Las corrientes mariológicas no se identifican tampoco con los
estilos de hacer mariología en las diversas confesiones cristianas:
católica, ortodoxa y anglicana, Ciertamente, los mariólogos de estas
iglesias siguen distintos principios, mantienen diferentes tendencias y diversos modelos ideológicos 13, Esto podría crear alguna confusión, ya que esas tendencias no pueden calificarse propiamente como corrientes mariológicas, Estas corrientes son diferentes también de los llamados movimientos conceptuales y devocionales: bíblico, litúrgico, patrístico, ecuménico, eucarístico .. " aunque éstos hayan influido notablemente en el desarTollo de la mariología y en el diseño de su fisonomía particular, Pero son externos y rebasan los límites de la mariología en cuanto tal. Las «corrientes» pertenecen al interior del movimiento mariológico; son una respuesta a sus demandas en cada época y representan los modelos de llevar a cabo de una manera eficiente los objetivos que persiguen los «movimientos» 14, Las corrientes mariológicas han existido siempre que se ha dado una estlUctura y una configuración particular a la mariología, Han sido y son un test de su valor y su objetividad 15, En nuestra época.
11 Cfr. F. TABORDA, 1, C,' pp, 46-47,
12 B, FORTE, La Donna, lcona del mistero, Un progetto di mariologia, 1988
(edic, española: «María, la Mujer. Icono del misterio, Ensayo de una mariología
simbólica-narrativa», Salamanca, Edic, Sígueme, 1993, 387 pp,; traducción de
A. ORTIZ GARCfA) , El mismo B, FORTE hizo una presentación y síntesis de su
obra: La Donna, lcona del mistao, Un progetto di mariologia, en Asprenas,
1989, pp, 178-186,
13 Cfr. J, HYLAND, FMS (ed,), Maly in the Church, Athlone-Dub1in, Veritas,
Marist Brothers, 1989, 138 pp, Ver también: SEGRETARlATO ATTIVTIA ECUMENICHE,
Maria nella Comllnitéi ECllmenica, Roma, Edizioni Monfortane, 1982, 189 pp,
14 Cfr, B. GHERARDINI, [, C,' pp, 46-47,
15 M, SEMBRARO, o, C,' p, 282, 
14 ENRIQUE LLAMAS, OCD
se han multiplicado, contribuyendo a configurar el mapa histólico y
doctrinal de la mariología, que ha descrito S. de Fiores con profusión y abundamiento de datos y matices en la obra citada anteriormente 16.

Estas líneas de pensamiento manifiestan la actualidad de la mariología y su permanente renovación después del Vaticano n. No ha quedado anclada en su pasado ni aislada del conjunto de las demás disciplinas teológicas; antes, por el contrario, la reflexión de los mariólogos de hoy la ha situado en el corazón de los tratados de la
teología 17.

Hace siete años se preguntaba S. de Fiores si la maliología ocupa
su puesto en la avanzadilla del desanollo teológico actual y si se ha
emolado en el movimiento de la teología o si, por el contrario, avanza por su camino de fOlma direccional, aislada y sin escuchar la voz de otras instancias; si ha participado en los espectaculares cambios eclesiales y culturales de nuestro siglo, y qué metas ha alcanzado en el teneno de la metodología, en su estructura y en sus contenidos 18.

La respuesta a estas preguntas la encontramos en el capítulo relativo a las corrientes mariológicas en el postconcilio. El texto mismo del Concilio responde a esas demandas. Constituye la meta de un proceso: el de la mariología cristológica y la muerte de la tendencia eclesiotípica aislada. A su vez, es el punto de partida de la renovación de la mariología, que ha estimulado la fuerza creadora del pensamiento teológico de nuestro tiempo, que contempla a la Virgen.

María de forma definitiva en el corazón de Clisto y de la Iglesia.
Es la maliología abierta a nuevas perspectivas, activada por diferentes conientes doctrinales y metodológicas. Podemos decir que
asistimos a nuevos estilos de hacer mariología: una mariología que
16 S. DE FlORES, o. c. (ver nota 7), p. 9.
17 Ver E. Pereto (ed.), La mario logia nell' organizzazione delle discipline
teologiche: colocazione e metodo, Atti dell'8° Simposio Intern. Mariologico
(Roma, 2-4 ot!obre 1990), Ediz. Marianum, Roma, 1992, 527 pp. Cfr. SOCIEDAD
MARIOLÓGICA ESPAÑOLA, La mariología hoy. Estructura y contenidos, Est. Malianos, LVII, Salamanca, 1992, 383 pp.; L. NOVOA PASCUAL, CP, Una mariología
entroncada en el resto de la teología, pp. 143-191 (y otros estudios particulares).

18 S. DE FIORES, «La mariologia nel secolo xx. Continuita e novita», en La leologia. Aspetti innovatori e loro incidenza sulla ecclesiologia e nella mariologia, a cura di Donato Valentini, Ed. Las-Roma (s.a.), p. 283 (Actas del Congreso Intern. de Teólogos Dogmáticos de la Congregación Salesiana (Roma, 3,7-
1-1985). 

ALGUNAS CORRIENTES ACTUALES EN LA MARIOLOGIA 15

se sitúa equidistante entre el conceptualismo puro de otros tiempos
y el historicismo radical, matizado y configurado en la historia de lasalvación.

La actitud del Vaticano I1, con su capítulo VIII de la Constitución Lumen Gentium ha despertado el máximo interés de los mariólogos para llevar a cabo con espíritu creacionista una renovación adecuada de la mariología. La mariología actual abriga tentativas y proyectos nuevos, alumbrados por las corrientes mariológicas, siguiendo la inspiración y la línea de los textos del Magisterio de la Iglesia 19. 
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