"TU ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARE MI IGLESIA." Mt. 16, 13:20

martes, 27 de agosto de 2019

Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa

Hay momento para todo. En este mundo agitado necesitamos encontrar tiempo para Dios y restaurar nuestra energía emocional y espiritual.

"Hay un momento para todo y un tiempo para todo", (Eclesiastés 3,1), esa frase del Libro de Eclesiastés encierra mucha sabiduría y nos invita a ser organizados.

Por años he escuchado a la gente decir que no tienen tiempo suficiente para orar, para involucrarse en algún ministerio de su parroquia, ir a misa todos los días, participar de la Adoración, estar envuelto en las actividades de los niños, servir en la comunidad.

Creo que nuestra concepción errónea del tiempo es uno de nuestros mayores obstáculos, así como vivir en "silos", resistirnos a rendirnos a Cristo, para llevar una vida católica integra.

Como alguien que está presionado por el tiempo todos los días, me pregunto: ¿Somos los dueños de nuestros calendarios o los calendarios nos poseen? ¿Estamos dispuestos a hacer los cambios necesarios para andar por el buen camino?

Mis amigos y colegas siempre se han preguntado cómo puedo hacer tantas cosas cada día. Como un adicto al trabajo recuperado, siempre he tenido la tendencia a estar totalmente ocupado todo el dia y mantener usualmente mi agenda llena de actividades relacionadas con la fe, la familia y el trabajo.

A medida que he crecido en edad y espero en sabiduría, he pensado mucho en cómo poner "el tiempo" a mi favor mientras busco mi crecimiento como Católico, esposo, padre, jefe y voluntario de la comunidad. No hay una fórmula mágica, pero les quiero compartir cinco ideas para saber cómo controlar nuestras agendas para tener una vida más llena, rica e integrada.

5 ideas para tener tiempo para Dios

Estamos en un mundo muy competitivo y al parecer le hemos colocado a Dios un puesto en esta competencia cuando Él debería ser nuestra primera prioridad.

Con estas 5 ideas aprenderás a sacar provecho espiritual de tu tiempo

1.- Mantén tus prioridades en orden

¿Estamos tratando de balancear nuestro servicio a Cristo, nuestro trabajo y nuestras responsabilidades familiares cada día? ¿Es Cristo algunas veces un agregado inconveniente en nuestro horario recargado?
Detente.  Cambiemos nuestra manera de pensar. Como he compartido en mis libros y artículos anteriores, en nuestra lista de prioridades debemos servir a Cristo primero, a nuestra familia segunda y tercero al trabajo.  ¡Ser la luz de Cristo y servirle supera todo!
Segundo, nuestra verdadera vocación es ayudar a nuestras familias, a nosotros mismos y a los demás a llegar al cielo. Los "tres principales" deben ser seguidos por nuestra salud, nuestros amigos y otras cosas importantes para nosotros.

2.- Controla tu agenda y que ella no te controle a ti.

La queja del tiempo que escucho con más frecuencia es:
"Mi agenda está llena y no tengo ni tiempo para eso (oración, Misa, servicio, etc.)"

¿Quién pone actividades en nuestras agendas? Nosotros.
Con la nueva lista de prioridades en mente, comencemos a armar nuestro horario incluyendo de la Misa, momentos de oración, cena familiar, las actividades de los niños, servicio comunitario, ejercicio, etc. 
Si estás en entorno con un horario rígido controlado por otros, piensa en que puedes completar antes del trabajo, durante la hora del almuerzo,  y después del trabajo y haz lo mejor que puedas.  Podrás encontrar mas ideas relevantes en las próximas ideas.

3.- Combina actividades.

Este concepto ha trabajado muy bien para mí.  Cuando voy a correr afuera o me subo en la cinta, rezo el rosario.

Mi esposa y yo usamos los trayectos hacia y desde las prácticas y actividades de nuestros hijos para hablar acerca de la vida, la fe o cualquier cosa que se nos venga a la mente.

Mantén una Biblia o algún libro de fe contigo para leer mientras esperas en citas.  Si quieres servir a la comunidad, puedes llevar a tu esposa y a tus hijos y hacerlo como una actividad familiar. 

Hay muchas maneras, pero el concepto de la combinación es muy fácil de implementar.

4.- Reemplaza lo innecesario.

¿Quieres orar más? Levántate quince minutos más temprano y reza el Ofertorio de la Mañana y el Ángelus antes de empezar tu día.
Agrega el examen diario a tu agenda y crea cinco periodos de tiempo cortos cada día para reflexionar y orar.

¿Quieres pasar más tiempo con tu familia? Desconecta la televisión y los video juegos y reemplázalos con conversación, oración, lectura, o actividades al aire libre. Vayan a recibir el sacramento de la reconciliación y a la Eucaristía juntos como familia.

¿Quieres asistir a Misa diaria con más frecuencia? Comienza por levantarte más temprano en la mañana o sacrifica tu hora de almuerzo una vez por semana y asiste a tu parroquia o alguna cerca de tu trabajo.

Son las demandas de tu trabajo las que causan tus problemas: viajes, jefes exigentes, ¿no se puede desactivar el correo electrónico?
Debemos preguntarnos si nos hemos apegado a un estilo de vida más grande de lo necesario que nuestra profesión sostiene y consideremos hacer un cambio. Minimizar tu estilo de vida puede ser la respuesta definitiva.

5.- Saber a dónde vas.

Todas estas ideas deben ayudarnos en nuestro camino hacia la eternidad. Estamos hechos para nuestra eterna morada y no para este mundo.

Las ocupaciones y nuestras actividades diarias deben guiarnos a este fin. ¿Están nuestras vidas organizadas para este propósito o servimos otras prioridades que son de este mundo y no tan importantes?
Es de vital importancia encontrar momentos de silencio para nosotros de manera que podamos desconectarnos, reflexionar, pensar, orar, ejercitarnos y restaurar nuestras energías antes de seguir en nuestra rutina diaria.

El concepto de ocio es un concepto ajeno a nuestra cultura, pero necesitamos encontrar tiempo para restaurar nuestra energía mental, emocional y espiritual. 

Una idea, si eres casado, es hacer un arreglo con tu conyugue para darse a cada uno el regalo del tiempo libre para relajarse y desconectarse. Es importante, yo necesito mejorar en esta área.

Tomemos control de nuestras vidas y no dejemos que el horario se convierta en una excusa para evitar lo que es importante y necesario.
Yo sé que en estos tiempos económicos difíciles puede ser un reto recalibrar nuestra percepción de las prioridades, especialmente si afectan la manera de ganarnos la vida.

El tiempo es precioso, y solo tenemos un número determinado de minutos en el día, pero sostengo que podemos integrar con mayor eficacia nuestra fe, la familia y el trabajo sin sacrificar nuestro estilo de vida.

Todo se reduce a reconocer la necesidad, un sincero deseo de cambiar, pidiendo al Señor su ayuda y ser creativos con nuestro horario.
¿Realmente queremos estar frente a Cristo algún día y decir que no pudimos acomodar tiempo para servirlo alegremente durante nuestro paso por la tierra? Yo creo que conocemos la respuesta.
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