La mejor manera de preparar a tus hijos para la Misa es compartir con ellos la Biblia. Cómo leer y aprender la Biblia con los hijos. |
Leer y aprender la Biblia con los hijos es una gran responsabilidad que todo padre y madre tiene que asumir. Aunque no sea sencillo, como padres, debemos ser responsables con esta labor porque leer y aprender la Biblia con los hijos, los formará a ellos en todos los aspectos de su vida.
El Papa Francisco lo dijo en una oportunidad:
"Es hora de que los padres y las madres regresen de su exilio, y se impliquen plenamente en la educación de sus hijos". (Audiencia General 20 de Mayo 2015).
Leer y aprender la Biblia con los hijos.
La realidad es que la fe es uno de los aspectos fundamentales en el cual los padres deben guiar a sus hijos y que les servirá para enfrentar las más importantes situaciones de su vida, así que ¡Manos a la obra!
Muchos padres que llevan a sus hijos a Misa dominical, se lamentan del poco provecho que obtienen de la misma o de lo poco que aprenden de las lecturas y homilía.
En ocasiones piensan que es mejor esperar a que crezcan y para que puedan comprender mejor lo que se enseña pero esto es un gran error, la realidad es que más aprenderán mientras más pequeños estén relacionados con las cosas sagradas. Lo importante es ser creativos en las diversas estrategias a usar para que desde muy temprano empiecen a percibir la fe en Dios como algo muy importante. Para que puedan aprovechar verdaderamente la Palabra de Dios en la Misa Dominical, la mejor receta es que la familia revise previamente, en casa y utilizando la Biblia, las lecturas que se proclamarán en ella.
Puede ser muy difícil para los niños (y también para los adultos) seguir la Liturgia de la Palabra en la misa de forma secuencial y obtener de ella el máximo provecho si no la han revisado previamente. Puede costar comprender y relacionar una lectura del Antiguo Testamento, el Salmo Responsorial y un extracto de una Carta Apostólica, además del Evangelio y a la vez darles coherencia en breves minutos mientras se escucha la Homilia.
Es por ello que un breve tiempo invertido en leer y discutir al menos una de estas lecturas a la semana en casa, puede ayudar a toda la familia a avanzar en la comprensión de la Palabra de Dios.
Es recomendable si pueden hacerlo el sábado, de forma que el Domingo en Misa, puedan reafirmar lo aprendido y aclarar algunas dudas con el sacerdote, en caso de tenerlas.
Cómo leer y aprender la Biblia con los hijos.
Algunas sugerencias prácticas para llevar a cabo esta experiencia familiar hermosa de aprender la Biblia con los hjos son las siguientes (Seguro hay mucho más) Sin ningún orden en particular.
1. Escoger una Biblia apropiada.
La Biblia familiar puede no ser la traducción más acorde para leer con los niños por la complejidad del lenguaje. Elija una Biblia Católica apropiada para niños. Puede usar también historias bíblicas con dibujos para los más pequeños.
Si es posible, pueden turnarse para que los niños lean en voz alta un pasaje bíblico en cada reunión semanal familiar.
2. Compartan juntos las lecturas.
Para saber cuáles serán los pasajes bíblicos que se leerán el próximo Domingo puedes recurrir a los programas que preparan en muchas parroquias que indican las citas, buscar un Calendario Litúrgico que contiene una lista de las lecturas de cada día o también puedes preguntar en tu parroquia cuáles serán y tomar notas.
Además, en internet se encuentran distintas páginas católicas que te pueden ayudar. Hay muchas opciones para tener la información, sólo tienes que querer hacerlo.
en en cuenta que cada domingo son 4 lecturas: Usualmente una del Antiguo Testamento, el Salmo Responsorial, una del Nuevo Testamento y el Evangelio, toma nota de las citas de todas para que puedas ubicarla luego en tu Biblia.
Sin embargo, con niños pequeños, da mejor resultado escoger solo una lectura en vez de varias.
El Evangelio o la lectura del Antiguo Testamento es generalmente una mejor opción que la segunda lectura o Salmo Responsorial.
on los niños mayores, es posible que desee utilizar la lectura del Antiguo Testamento y la del Evangelio, ya que estas dos a menudo tienen temas relacionados que conducen a comparaciones útiles (como la promesa de Dios al pueblo de Israel y el cumplimiento de ésta en Jesús).
De vez en cuando, una lectura favorita de las cartas de San Pablo, como 1ra de Corintios 13 (El amor es paciente, es comprensivo...) podría ser la Segunda lectura del Domingo y podría tomarse como referencia para dejar un aprendizaje útil.
También puedes aprovechar cuando corresponda un Salmo de los más clásicos como el 23 (El Señor es mi pastor, nada me falta...).
Estas inclusiones pueden dar lugar a una conversación sobre el poder de la oración y el amor que hasta los más pequeños pueden comprender
3. Dialogar y debatir sobre la lectura.
Pueden comenzar preguntando a cada miembro de la familia qué parte de la lectura llamó más su atención.
Escucharse unos a otros hablar sobre los puntos de interés puede ayudar a la familia a conectar sus vidas cotidianas con lo que van aprendiendo en las Escrituras.
Algunas partes de la lectura podrían llevarles a pensar acerca de un evento o sentimiento que experimentaron durante la semana anterior.
Otra forma de acercarse a la lectura es preguntar a cada miembro de la familia con cuál personaje se identificó más. ¿Quizás con Jesús, sintiendo compasión al ver el sufrimiento de un hombre paralítico? ¿O con el hombre ciego, que se sentía solo y confundido? ¿Tal vez con un discípulo, viendo cómo se desarrollaba un milagro increíble ante sus ojos?
También puedes pedir a los niños más pequeños que usen su imaginación para contar la historia como si fueran ellos mismos el paralítico, el ciego o un discípulo ¿Cómo estaba antes de que Jesús viniera?
¿Cómo se sintió cuando ese famoso hombre Santo se acercó a él? ¿Qué se siente ser libre de dolor? ¿A quién sería la primera persona que le contaría sobre el milagro?
Representar la historia de esta forma es muy eficaz para el aprendizaje de los niños, en especial si los padres están dispuestos a participar.
4. Planee una actividad que permita mantener el mensaje en el hogar.
Después del debate, la familia podría decidir junta cuál es el mensaje que la lectura les deja para meditar toda la semana. En el caso del paralítico, por ejemplo, el mensaje podría ser que Jesús puede liberarnos de sentimientos de desesperanza.
Cada miembro de la familia puede nombrar un sentimiento distinto del cual quiere ser liberado: frustración, impaciencia, enojo, tristeza, soledad, preocupación, etc.
Si los niños son muy pequeños, los padres deben tener preparado un mensaje que dejarles o tema para meditar en la semana.
Luego, cada persona involucrada podría hacer un dibujo de aquello de lo que quiere ser liberado, Mamá y Papá deben hacer dibujos también. Todos los dibujos se pueden colgar en la nevera durante la semana.
Si los niños ya han superado la etapa en la cual les gusta dibujar, podrían escribir una oración pidiendo ayuda por un problema en particular ("Jesús, acompáñame cuando me siento sólo" o "Jesús, dame sabiduría e inteligencia para resolver mis exámenes") o un poema que les permita transmitir sus sentimientos a Dios.
Más adelante, en la semana, si surge un brote de impaciencia o de otra sensación preocupante, los miembros de la familia pueden apoyarse mutuamente en acudir a Dios buscando ayuda.
5. Terminar la actividad siempre con una oración.
El tiempo dedicado a compartir la Escritura no está completo sin un momento de oración. A menudo, el mensaje de la lectura le guiará sobre el tipo de oración a hacer.
Por ejemplo, si se utiliza un Salmo, escribir un salmo juntos usando sus propias palabras y orar con éste al final de la actividad podría ser apropiado. Si la lectura es acerca de una curación, la familia podría orar por aquellos que están sufriendo de esa aflicción o por otros que están enfermos.
Si la lectura es sobre algo maravilloso que Dios ha hecho, la oración podría ser de alabanza o agradecimiento a Dios por las bendiciones personales y que como familia se han recibido.
Anime siempre a los niños a participar en la oración con sus propias palabras e incluso a guiarla si se sienten cómodos haciéndolo.
¿Tienes algunas otras sugerencias para leer la Biblia con tus hijos? No olvides compartirlas en los comentarios de este artículo
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lunes, 2 de diciembre de 2019
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