“ Hijo, ve hoy a trabajar a la viña ”
Primera lectura
Lectura de la profecía de Sofonías 3,1-2.9-13:
Salmo
Sal 33,2-3.6-7.17-18.19.23 R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21,28-32
El profeta Sofonías denuncia, en este fragmento, la actitud del pueblo de Israel que había olvidado muy pronto, la Alianza que el Señor hizo en el Sinaí; se habían vuelto hacia la idolatría, pecando contra Dios y contra el hombre, oprimiendo a los más débiles, según su relato “no confiaban en el Señor, ni se acercaban a su Dios”.
Pero, según la profecía, el Señor dará a los pueblos labios puros que lo invocarán e, incluso, le traerán ofrendas desde pueblos lejanos, donde se encuentran dispersados; aun es más, arrancará del interior del pueblo de Israel toda la soberbia con la que ofendió a Dios, convirtiéndolo en un pueblo pobre y humilde que confía en el nombre del Señor, y así no volverán a cometer maldades ni mentir, reinando la paz y tranquilidad que les permita pastar y descansar sin sobresaltos.
Vemos como Dios, en su infinita misericordia, en vez de castigar y maldecir al pueblo escogido, hace que cambie su actitud y se vuelva humilde y pobre, pero capaz de reconocer las maravillas que realiza el Señor, haciendo como dice el salmista: “Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: Que los humildes lo escuchen y se alegren”.
“No quiero”. Pero después se arrepintió y fue
En el evangelio de Mateo, en este capítulo, Jesús acaba de expulsar del templo a los vendedores y cambistas, unos fariseos le hostigaron preguntándole que con qué autoridad hacía eso, y Jesús les responde con otra pregunta, pues les inquiere sobre si el bautismo de Juan era obra del cielo o de los hombres, y estos fariseos no quisieron contestarle, entonces Jesús tampoco les responde a la pregunta que le habían hecho, pero, sin embargo, les pone el ejemplo de los dos hijos a quienes el padre les pide que vayan a trabajar a la viña, el primero dijo “no quiero” pero luego se arrepintió y fue, y el segundo repuso “si padre, descuida que voy” pero no fue.
Les pregunta quien ha cumplido la voluntad del padre y ellos contestaron que el primero, entonces Jesús les recrimina diciéndoles que aquellos que son considerados impuros (publicanos y prostitutas), van por delante de ellos en el Reino de Dios, pues creyeron en las enseñanzas de Juan el bautista, sin embargo, los que os consideráis puros y fieles cumplidores de la ley, no creísteis en el camino de la justicia que os intentó enseñar Juan.
Esta actitud es tremendamente actual, ¡cuántos de los considerados “oficialmente buenos” en su interior no son como lo que pretenden aparentar!, son como los define Jesús, “lobos cubiertos con piel de cordero”.
El saber popular los define como “fariseos” pues dicen una cosa y actúan totalmente al contrario. ¡Qué extendido está esto en nuestro mundo! ¡Cuántos falsos profetas! ¡Cuántos se aprovechan de la buena intención de los inocentes para engañarlos y esquilmarles lo poco que tienen!
¿Nos consideramos pobres y humildes en nuestra relación con Dios?
¿Somos lobos con piel de carnero?
¿Realmente somos lo que aparentamos?
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