Evangelio de hoy y lecturas
Primera lectura
Lectura del Libro de Job 38, 1. 8-11
El Señor habló a Job desde la tormenta:
«¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando escapaba impetuoso de su seno, cuando le puse nubes por mantillas y nubes tormentosas por pañales, cuando le establecí un límite poniendo puertas y cerrojos, y le dije: “Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas”?».
Salmo
Sal. 106, 23-24. 25-26. 28-29. 30-31 R/ Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano. R.
Él habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto;
subían al cielo, bajaban al abismo,
el estómago revuelto por el mareo. R.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Apaciguó la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar. R.
Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres. R.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 5, 14-17
Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos así.
Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 4, 35-41
Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre su cabezal.
Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!».
Comentario bíblico
La Confianza en Dios y que Cristo con su Amor nos Salva
Queridos hermanos y hermanas de nuestro Señor Jesucristo de nuestra Madre Santísima la Virgen María, en esta primera lectura del libro de Job nos muestra como es el poder de lo que es la misma naturaleza que a veces nos asombra a la vez nos aterra como a demostrado a lo largo de la historia de la humanidad que siempre habido desastres ocasionados por la misma naturaleza, pero para eso no debemos temer tener la misma actitud de Job en tener confianza con Dios que todo lo puede.
Porque la humanidad en los momentos tan difíciles aprendemos lo que es la solidaridad como nos habla nuestro querido San Juan Pablo II “La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme de empeñarse por el bien común el bien de todos”,es por eso que uno tiene que desprenderse de lo suyo para ayudar materialmente, humanamente a los que han sufrido estas catástrofes, es por eso que Dios lo permite para que seamos más unidos ya que muchas veces nos hemos olvidado, Dios siempre respeta la naturaleza así como respeta la humanidad en toda su esencia.
Por otro lado de la cara de la moneda nos presenta en esta segunda lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Corintios que nos hace una reflexión cristológica centrada en este tema que es muy especial que es el amor de Cristo por la humanidad, murió en la cruz, resucitó y está a la derecha de Dios Padre en esta teología se especifica sobre la redención de la humanidad, nos libera ya que estábamos atados por la esclavitud del pecado tal como nos muestra en este numeral del catecismo de la iglesia católica 1741 “Liberación y salvación. Por su Cruz gloriosa, Cristo obtuvo la salvación para todos los hombres. Los rescató del pecado que los tenía sometidos a esclavitud. “Para ser libres nos libertó Cristo” (Ga 5,1). En Él participamos de “la verdad que nos hace libres” (Jn 8,32). El Espíritu Santo nos ha sido dado, y, como enseña el apóstol, “donde está el Espíritu, allí está la libertad” (2 Co 3,17). Ya desde ahora nos gloriamos de la “libertad de los hijos de Dios” (Rm 8,21)”.
No debemos tenerle miedo al pecado porque si actuamos con humildad de que somos pecadores siempre habrá arrepentimiento sincero y vamos al sacramento de la confesión nos perdonará, es este medio que nos santifica, entonces tenemos que tomar la decisión fuerte, clara en dejar el pecado para ser un hombre nuevo, incluso la propia muerte no podrá ya que con Cristo vivimos en este mundo y nos los a dado el cielo es por eso no debemos temerle como dice en el evangelio Mateo 10:28 "No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien teman a Aquél que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno”.
El apóstol nos presenta la muerte de Cristo y la eficacia de su resurrección, que Dios ama a al humanidad nos quiere a su lado ya asumió lo que tenía que hacer ahora nos toca a nosotros de desempeñar un buen papel aquí en la tierra que seamos santos pero sobre todo tomarlo con responsabilidad hablar de la muerte es hablar de teología y escatología ya que es un gran reto para la humanidad. Cristo ya nos asegurado su triunfo por su amor ya que nos da la victoria de la muerte a la vida de la esclavitud a la liberación.
Si Estamos con Cristo no hay Nada que Temer
En este hermoso evangelio según San Marcos nos muestra después de que nuestro Señor predicaba el reino de los cielos quiso ir a la otra orilla, pero ocurre algo temeroso vino una gran tormenta, se estaba llenando de agua la barca donde estaban transportando los discípulos estaban atemorizados por lo natural de sus reacciones, a la vez pareciera que Jesucristo le está poniendo a prueba la fe de los discípulos.
Mientras que Jesucristo estaba durmiendo los discípulos le despertaron le informo lo que pasaba, al ver la desesperación el temor que tenían nuestro Señor con su gran poder cesó la tormenta volvió a su cauce normal entonces les menciona estas preguntas a los discípulos ¿por qué tienen miedo? ¿aún no tenéis fe?.
Esta misma pregunta nuestro Señor nos hace a nosotros entonces se nos viene a la mente ¿como responderle al Señor? ya que estamos viviendo actualmente de acuerdo a nuestra realidad ¿tenemos confianza? ¿Tenemos fe en nuestro Señor? para eso uno se debe de alimentar en la oración como bien decía nuestro querido El Padre San Pío “Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración… La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón”.
Entonces esto nos debe de animar a decirle a nuestro Señor sí, porque si tenemos confianza de lo cual nuestra fe nunca se apagará, pero si llegase ese momento de que se apague pues esta actitud debes tener en estar dispuesto a que el Señor me levante, me animé, porque se que como hijo que somos nos amas, nos animas, nos confortas, nos alimente nuevamente la confianza en ti como bien decía nuestra querida Santa Faustina “Oh, no temo nada; si manda al alma grandes tribulaciones, la sostiene con una gracia aún mayor, aunque no la notamos para nada. Un solo acto de confianza en tal momento da más gloria a Dios que muchas horas pasadas en el gozo de consolaciones durante la oración. Ahora veo que si Dios quiere mantener a un alma en la oscuridad, no la iluminará ningún libro ni confesor”.
La fe alimenta la confianza de lo cual es la puerta que se abre toda esperanza no dudemos de ello ni por ni un solo minuto porque ese lapsus de tiempo entra el enemigo y te lo arranca para que tu fe y confianza lo destruya al contrario debemos correr al encuentro con nuestro Señor para alimentar nuestra alma, en nuestro corazón como bien nos aclara nuestro querido el Papa Francisco “La fe, para mí, nace de un encuentro con Jesús. Un encuentro personal, que ha tocado mi corazón y ha dado una dirección y un nuevo sentido a mi existencia. Pero al mismo tiempo es un encuentro que fue posible gracias a la comunidad de fe en la que viví gracias a la cual encontré el acceso a la sabiduría de las Sagradas Escrituras, a la vida nueva que como agua brota de Jesús a través de los sacramentos, de la fraternidad con todos y del servicio a los pobres, imagen verdadera del Señor.
Sin la Iglesia –créame–, no habría sido capaz de encontrar a Jesús, siendo consciente de que el inmenso don de la fe se conserva en los frágiles odres de barro de nuestra humanidad. Y es aquí precisamente, a partir de esta experiencia personal de fe vivida en la Iglesia, que me siento cómodo al escuchar sus preguntas y en buscar, junto a usted, el camino a través del cual podamos, quizás, comenzar a hacer una parte del camino juntos”.
Pongámonos pues bien a los pies de Jesús a los pies de María, pidámosle a nuestra Santa Madre que nos ayude a alimentar la fe y la confianza que este día intercedas por cada uno de nosotros.
Paz y bien hermanos y hermanas.
Escrito por Omar García Calderón (Laico)
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