La noche del 31 de octubre muchos celebran el festival de Halloween, una fiesta de origen norteamericano que se ha extendido por Occidente a través de las películas, la afición al género de terror, los disfraces, una cierta cultura de la transgresión y las clases de inglés en los colegios. Vale la pena entender esta nueva moda, sus orígenes, efectos y alternativas.
1. El origen del nombre
La Solemnidad de todos los Santos es el 1 de noviembre y en la Iglesia se empieza a celebrar desde la noche anterior. Por ello la noche del 31 de octubre, en el inglés antiguo, era llamada “All hallow’s eve” (víspera de todos los santos). Más adelante esta palabra se abrevió a “Halloween”.
2. Las raíces celtas y el trato con muertos
3. La coincidencia con Todos los Santos
Muchos pueblos celtas cristianizados mantuvieron a nivel popular distintas costumbres y festejos de origen pagano. Además, la coincidencia cronológica de la fiesta pagana del “Samhein” con la celebración de Todos los Santos (fiesta luminosa de los que están en el Cielo y ven a Dios) y que el 2 de noviembre se celebre la de los Fieles Difuntos (aquellos que están en proceso de purificación, camino del Cielo, por los que hay que orar), mezcló los festejos en las mismas fechas. Todos coinciden en abordar el trato entre este mundo y el de la Otra Vida.
esús en el Cielo rodeado de los ángeles, santos, mártires, profetas y otros bienaventurados, en un icono de Todos los Santos
4. Las calabazas y el 'truco o trato' eran cristianas y moralizantes
El Halloween mundano y consumista, por el contrario, olvida por completo al difunto real -puesto que eso obligaría a pensar seriamente en el sentido de la vida- y lo sustituye por el difunto ficticio, o sea, el monstruo, el no muerto, el vampiro o el zombie... y procurando no profundizar demasiado en una narrativa (la novela "Drácula", por ejemplo, es demasiado católica para el gusto moderno), pasando rápidamente a la bebida y la diversión.
Unas calabazas, unas telarañas, y les cobras 10 euros la copa... así el comercio apoya Halloween
Los comercios han apoyado la fiesta porque les hace vender: se vende turismo, alcohol, disfraces, cine, teatro, ocio, fiesta en general. En un país volcado en el ocio, la fiesta y el turismo como España es inevitable que algo asi se fomente desde las patronales.
Entre los adultos jóvenes, exceptuando aquellos que les guste específicamente el cine o la literatura de terror, es una mera excusa para beber, ir de fiesta y ligar.
Las tiendas de disfraces hace años que tienen comprobado que los disfraces femeninos que se venden o alquilan más en octubre no son estrictamente de miedo, sino "sexis": "diablesa sexy", "bruja sexy", "vampiresa sexy"...
En la tienda de disfraces Maty, de Madrid, explicaban a Europa Press que a sus clientas el miedo les da igual. Ellas quieren gustar. "Nosotras pedimos estar guapas vayamos a donde vayamos y queremos un esqueleto ceñido, provocativo, y que el maquillaje favorezca aunque sea de calavera", argumenta.
Por su parte, las niñas pequeñas quieren lo que salga en la TV (por ejemplo, las muñecas Monster High) y los únicos de verdad interesados en intentar dar miedo son los niños varones.
6. El Halloween esotérico o satanista
Un peligro del "Halloween mundano" o "consumista" es que puede llevar al "Halloween esotérico" o demoníaco. El primero anima a "disfrutar al límite en esta noche especial", con un elemento de "arriésgate, asume peligros". El segundo refuerza esa idea: "en esta noche especial, da un paso más, arriésgate a lo sobrenatural y adquirirás poder".
Grupos satánicos, esotéricos y brujeriles en general han heredado de los celtas la idea de que se trata de una noche "poderosa", en la que los rituales obtienen "poder".
Es evidente que en otras culturas (africanas o asiáticas) las noches "poderosas" para hacer brujería son otras. La lógica señala, por lo tanto, que no hay ninguna noche más poderosa que otra.
Ex-satanistas explican que en esta noche se realizan los rituales supuestamente de "más poder", para los que algunos grupos intentan conseguir víctimas humanas, que pueden ser voluntarios fanáticos, jóvenes drogados o bebés o niños.
Pero en nuestra sociedad moderna, matar una persona y hacerla desaparecer, sin más, es muy complicado. Los miembros de estas sectas dicen que emplean la fecha como nuevo año satánico y “cumpleaños del diablo”.
7. ¿Hay verdadero poder mágico?
La Iglesia responderá a los brujos que si obtienen algún poder será de origen demoníaco, sólo por un tiempo, engañoso y a precio muy caro como se revelará más adelante.
Tratar con lo demoníaco es como tratar con la mafia que asegura protegerte: te engancha y te cobra tarifas brutales. La misma leyenda original de Jack O'Lantern enseñaba eso: no sale a cuenta tratar con el demonio y sus engaños.
Con todo, el 99,9% de lo que pueda interesar al demonio en esta noche probablemente es el mero hedonismo, despilfarro o superstición.
8. Alternativas cristianas
Un punto débil de Halloween es que, al contrario que la fiesta de los Reyes Magos, por ejemplo, no tiene una historia, un cuento, una leyenda, no hay una narrativa fundacional para contar. En España esta función la cumplió mucho tiempo el "Don Juan Tenorio" de Zorrilla, con su historia de un seductor al que se aparece un difunto explicándole lo que espera en la Otra Vida.
Una figura histórica real, con una historia que contar, es más poderosa que una mera fiesta de disfraces. Ha habido santos guerreros, princesas, decapitados, mutilados... cualquier cosa que guste a un niño o niña puede encontrar su disfraz de santo adecuado.
Hay tradiciones cristianas que se mantienen con fuerza. Mucha gente que no va a misa durante el año sí que va en Todos los Santos. En Fieles Difuntos se visitan los cementerios, se ponen flores y a menudo se celebra misa en el cementerio mismo.
Pero lo que de verdad puede contrarrestar el Halloween consumista es hablar de los muertos de verdad, de los difuntos, de nuestros seres queridos que ya murieron y de las condiciones en que nos reencontraremos con ellos...
Recordarlos y orar por ellos es un auténtico contacto con la Otra Vida, que gestiona Dios. Eso es algo profundamente instalado en el corazón de cualquier ser humano que ya haya perdido un ser querido. Detenerse un momento y reflexionar sobre eso puede transformar a una persona.
(Artículo publicado originariamente en ReL en 2017)
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