En la doctrina de la Iglesia católica -en su teología, en su culto y en la vida de los fieles, la Virgen María ocupa un lugar excepcional: Ella es la mujer asociada íntimamente al Verbo encarnado; es la Madre de Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, Redentor y Salvador del género humano.
En la doctrina de la Iglesia católica -en su teología, en su culto y en la vida de los fieles-, la Virgen María ocupa un lugar excepcional: Ella es la mujer asociada íntimamente al Verbo encarnado; es la Madre de Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, Redentor y Salvador del género humano. Es también la Madre espiritual de los hombres y miembro excelentísimo y enteramente singular de la Iglesia, quien la venera como Madre amantísima con afecto de piedad filial (cfr. Conc. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, n.53).
LA RAZÓN DE SER DEL ESTUDIO TEOLÓGICO SOBRE MARÍA
La justificación de un estudio teológico sobre María, no obstante lo dicho en el párrafo anterior, no es tan obvia como parece a primera vista si consideramos que Ella es una criatura humana -aunque privilegiada-, descendiente de Adán. Hay, evidentemente, razones que lo justifican plenamente, pero éstas hay que dilucidarlas a la luz de la ciencia teológica.
La ciencia teológica
Teología significa, etimológicamente, tratado o estudio acerca de Dios. Pero, ¿qué es Teología como ciencia? Es necesario, pues, adentrarnos un poco en el ser mismo de la Teología.
a) Cuando el creyente no se conforma con el simple entendimiento y la sencilla aceptación de las verdades que conoce por la Revelación, sino que desea comprenderlas con mayor profundidad y conocerlas relaciones reciprocas de las verdades sobrenaturales y, de éstas, con las verdades naturales, es entonces cuando nace la Teología.
Por lo tanto, Teología es el estudio científico de la Revelación divina a la luz de la fe. En otras palabras, Teología es la ciencia que trata de Dios y su obra de salvación, y tiene como principios las verdades de la Revelación divina.
El término Teología se comienza a emplear con Clemente de Alejandría y Eusebio de Cesarea; posteriormente, Anselmo de Canterbury lo utiliza diciendo que la Teología es "la fe que busca entender" o con expresión sinónima “la inteligencia de la fe". Tomás de Aquino, a partir del concepto aristotélico de ciencia, define la Teología como "ciencia de la fe". El Concilio Vaticano II enseña que se trata de un conocimiento, cada vez mayor, de los tesoros insondables de la Palabra de Dios sobre sí mismo y su mensaje de salvación (cfr. Const. dogm. Dei Verbum, nn. 5-6).
b) El quehacer de la Teología tiene como objeto la profundización en el mensaje de la Palabra de Dios a los hombres. Ahora bien, cuando Dios revela, el hombre lo escucha mediante la Fe y, por ella, se entrega entera y libremente a Él: ofreciendo el homenaje pleno de su entendimiento y voluntad, asintiendo libremente a lo que Dios revela movido por su gracia (cfr. Conc. Vat. II, Const. dogm. Dei Verbum, n.5).
La Teología y la Virgen María
Si la Teología trata de Dios y su mensaje de salvación, ¿por qué se ocupa de María? Para responder adecuadamente es útil descartar primero algunas respuestas insuficientes:
a) No basta decir, simplemente, que la Teología se ocupa de María porque de Ella habla la Sagrada Escritura.
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se habla de muchos personajes: Abraham, Moisés, el rey David, San Pedro y San Pablo, etc. y, sin embargo, sólo de Cristo hay una Cristología por la sencilla razón de ser verdadero Dios y verdadero Hombre: sólo Él constituye el centro del estudio teológico. La razón antes mencionada sobre María, sólo justificaría una biografía de Ella o, en su caso, de Abraham, o de San Pedro, etc., pero no una Teología sobre ellos.
b) Tampoco justificaría un estudio teológico sobre María la consideración de los "privilegios personales" que Ella ha recibido, si los consideramos sólo desde el punto de vista de ,"dones personales", que son importantísimos para Ella, pero lo serían menos para nosotros. Esa razón -los privilegios- a lo más serviría para hacer una maravillosa hagiografía (es decir, el estudio descriptivo de la vida de los santos, por las gracias recibidas de Dios y su correspondencia a ellos), pero no unaTeología mariana.
¿Cuál es, entonces, la razón válida para que la teología se ocupe de María?
La razón válida proviene de la siguiente consideración. Si la Teología, como hemos dicho, se ocupa de Dios y su obra de salvación, María entra de lleno en la Teología, consecuentemente, como objeto de ella -no podría ser de otra manera- en cuanto que tuvo un papel positivo en la obra de la salvación; y, éste, por voluntad expresa y positiva de Dios.
En otras palabras: el fundamento teológico del estudio sobre María radica en su divina maternidad y, de ella, en la asociación íntima y activa que tuvo en la realización de los planes divinos, por medio de su único Hijo, en orden a la salvación de los hombres.
Con razón los santos Padres estimaron que María no fue un simple instrumento pasivo, sino que cooperó de manera activa a la salvación humana por medio de su fe y libre obediencia.
En resumen, la razón última de una teología sobre María radica en el modo como quiso Dios que se llevara a cabo la Redención. Ella estuvo asociada a su Hijo, el Redentor, de tal manera que juntamente con El quebrantó la cabeza a la serpiente infernal, obteniendo así un señalado triunfo.
La respuesta de María al ángel: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc. 1,38), nos da la clave para poder constatar que María está en el corazón mismo del misterio de Cristo y su Obra; y, sobre todo, no porque Ella se haya colocado ahí usurpando ese sitio, sino puesta por Dios mismo. De ahí las palabras suyas "según tu palabra", que son la respuesta a los planes de Dios. Dios quiere contar con Ella, precisamente, como Madre de su Hijo, el Redentor, y que Ella misma sea Corredentora. Así lo anunció a nuestros primeros Padres -Adán y Eva- (cfr. Gén 3 15) lue o a los Profetas (cfr. Is. 7,14).
Al aceptar María su divina maternidad y formarse jesús en su seno, no sólo se está formando el Jesús hecho hombre, Jesús histórico que vivió en Palestina hace dos mil años, sino también la cabeza de un gran Cuerpo místico; ha comenzado a constituirse un gran organismo que es el "Cristo místico" que será la Iglesia. María, por tanto, interviene de modo activo en la obra de la redención y, por ello, es pieza clave de la historia de la salvación (cfr. Conc. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, nn.60- 62).
Si bien, antes se dijo que no era suficiente que la Sagrada Escritura hablara de María y tampoco bastaba la consideración de sus "privilegios personales" para justificar un estudio teológico sobre Ella, ahora, una vez asegurado su papel activo en la obra de la Redención, Ella es objeto de la Teología porque así lo enseña la Revelación -como atestiguan las fuentes- ocupando el lugar que le corresponde y teniendo como centro a Cristo, Mediador y Redentor.
EL PROTESTANTISMO Y LA MARIOLOGÍA
Por su misión activa y singular en la obra de la Redención, la Virgen María tiene un lugar propio en los tratados de la Teología y, por lo mismo, se justifica el culto y la devoción que la Iglesia le profesa.
La misión privilegiada de María toca uno de los nervios más sensibles del protesta ntisni o y afecta en el centro de sus doctrinas. En efecto, ellos sostienen que sólo Cristo es el único Mediador y el único Redentor -excluyendo de raíz cualquier otro tipo de mediación-; además de negar la libertad del hombre para cooperar positivamente con Dios, de ahí que digan que el hombre se salva por la sóla "fe fiducial" en Jesucristo,- y no admiten el papel que libre y activamente desempeñó María en la obra de su Hijo y, en consecuencia, tampoco admiten la validez de un culto y devoción a Ella. Es aquí donde surgen las principales dificultades teológicas entre protestantes y católicos.
Al decir protestantismo -término genérico que se aplica a las diversas sectas- nos referimos a los protestantes que provienen de Lutero, Zwinglio y Calvino.
Martín Lutero fue un hombre que vivió atormentado por la angustia de su propia salvación. Ese temor le condujo al pesimismo y al error de afirmar que, por el pecado original, el hombre quedó corrompido en su naturaleza y libertad e incapaz de poder merecer para la vida eterna por las buenas obras que pudiera realizar. Por tanto, al ser radicalmente pecador, sólo puede confiar en que Dios "no le impute" -no le tome en cuenta, mire con disimulo- sus pecados y, permaneciendo pecador, pueda salvarse.
Las dificultades de la doctrina protestante respecto a la Teología católica consisten en el rechazo de la enseñanza sobre la justificación cristiana y la corredención mariana.
La Iglesia entiende como justificación "el traslado del estado en el que el hombre nació como hijo del primer Adán, al estado de gracia y de adopción entre los hijos de Dios por medio del segundo Adán, Jesucristo, Salvador nuestro" (Conc. de Trento, DZ. 796). Lo anterior supone dos aspectos simultáneos, por el primero se consigue la verdadera remisión de los pecados, por el segundo, la renovación y santificación del hombre interior, por obra de la gracia de Dios (cfr. DZ. 799).
Para Lutero, en cambio, la justificación consiste en el simple encubrimiento de los pecados, fruto de la misericordia divina, pero no en la remisión de los mismos ni en la infusión de la gracia.
Por otra parte, admitir que algo creado o alguna persona humana pudiera tener un influjo positivo en la obra de la Redención, como es el caso de la Virgen María -según el protestantismo— destruye la exclusividad del único Mediador y Redentor que es Jesucristo. En otras palabras, la existencia misma de la Mariología tiene como fundamento un motivo que el protestantismo jamás podrá aceptar sin negarse a sí mismo.
El Concilio Vaticano II y el magisterio de Juan Pablo II nos presentan a María como Madre de Jesucristo y Madre de la Iglesia, maternalmente presente y activa en toda la vida y apostolado de la Iglesia: como insustituible componente, por la providencial voluntad del Padre, que nos ha dado por medio de María al Salvador y Fundador de la Iglesia; indisolublemente asociada al Hijo en toda la historia de la salvación (cfr. Const. dogm. Lumen gentium, cap. VIII y Enc. Redemptoris Mater). [1]
La ciencia que trata de Santa María Virgen ha sido designada, en el transcurso del tiempo, con diversos nombres. Algunos la llamaron Mariale, otros prefirieron el nombre de Theología Mariana; otros la designaron como Theotokología y otros simplemente la llaman Mariología.
DEFINICION DE LA MARIOLOGIA
La ciencia que trata de Santa María Virgen ha sido designada, en el transcurso del tiempo, con diversos nombres. Algunos, como San Alberto Magno, la llamaron Mariale; otros prefirieron el nombre de Theología Mariana; otros la designaron como Theotokología, que significa, tratado sobre la Madre de Dios; otros simplemente la llaman Mariología, título más común y que ha prevalecido hasta nuestros días.
Definición etimológica
El término Mariología está formado por las palabras griegas MIRIAM (María) y LOGOS (tratado o ciencia), por lo que, etimológicamente, significa *`tratado o ciencia sobre la Virgen María".
Definición real
Mariología es aquella parte de la Teología que estudia a María como Madre de Dios y Madre de los hombres, según los principios de la Revelación divina.
Decimos: "aquella parte de la Teología", pues entre la Mariología y la Teología media una relación como de la parte al todo. Lo cual significa que se estudia a la Santísima Virgen María -dentro de la Teología- de manera sistemática, en virtud del papel único y singular que le corresponde en la realización y consumación de la Obra redent6ra de su Hijo.
El centro de la Teología lo constituye Cristo -la Redención del género humano hecha por Nuestro Señor Jesucristo-, Segunda Persona de la Santísima Trinidad, encarnado en el seno virginal de María. Por éste motivo Ella queda vinculada al centro mismo de la Teología, dando lugar a la Mariología, donde se estudia a María y la función específica que desempeña en la Obra de la Redención.
Decimos también "que estudia a María como Madre de Dios y Madre de los hombres", para expresar con ello el objeto mismo de la Mariología; es decir, estudia a la Virgen como criatura singular y privilegiada, asociada íntimamente a la persona y a la Obra de su Hijo y, a la vez, por la relación espiritual que tiene con todos los hombres.
Finalmente decimos "según los principios de la divina Revelación". Con esto se indica el método de estudio. La Mariología, como parte de la ciencia teológica, toma también sus principios de la Fuente de la Revelación; es decir, de la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición, las cuales han sido entregadas y confiadas para su custodia y auténtica interpretación al Magisterio de la Iglesia.
Se llama método al camino o modo de proceder que tiene una ciencia para alcanzar su objeto. El método de la Mariología es el mismo de la Teología; esto es, el modo de proceder propio de la investigación y comprensión de la verdad revelada. Este modo de proceder es triple: inductivo, deductivo y apologético.
IMPORTANCIA DEL ESTUDIO TEOLÓGICO SOBRE MARÍA
Tres son los motivos principales de la importancia del estudio teológico sobre María: a) Por la excelencia del objeto que estudia; b) por los efectos que produce y, c) por su relación con otros tratados de la Teología.
La excelencia del objeto de la Mariología
La excelencia de una ciencia radica en la dignidad del objeto que estudia. Ahora bien, si la Mariología estudia a María -que es la criatura más noble, más digna y más santa-, es lógico que la ciencia que la estudia tenga igualmente esa nobleza y esa dignidad.
María Santísima es, en efecto, la cumbre de la creación, el vértice de las maravillas de Dios, la obra maestra de la sabiduría, del poder y de la bondad de Dios: una obra maestra "sólo sobrepasada por su Artífice" (San Epifanio, Oratio de laudibus S. Mariae Deiparae, PG. 43,478).
En nuestros días, acorde con el sentir unánime de la Iglesia, el Venerable Josemaría Escrivá de Balaguer escribió: -Canta ante la Virgen Inmaculada, recordándole: Dios te salve, María, hija de Dios Padre: Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo: Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo… ¡Más que tú, sólo Dios!" (Camino n.496).
Los efectos que produce
Si la Mariología es excelente por su objeto, no lo es menos por los efectos que produce. Estos efectos son principalmente tres: lo) Conduce al conocimiento y al amor de Dios; 2o) al de Cristo y, 3o) al de María.
lo) La Mariología conduce y facilita el conocimiento y el amor de Dios. En efecto, la escala para subir a Dios, para conocerlo y amarlo, son las criaturas. San Pablo dice: "Lo invisible de Dios, su eterno poder y divinidad, son conocidos mediante sus obras (las criaturas)" (Rom. 1,20; cfr. también Sab. 3,20). María es una criatura perfectísima en la que resplandecen de modo singular la bondad, la gracia y el amor divinos, pues en Ella se complació el Todopoderoso (cfr. Lc. 1,49). Por tanto, conociendo y amando a María conoceremos y amaremos más a Dios.
2o) La Virgen Santísima nos configura con su Hijo y nos conduce a El. Tengamos presente que Ella sostuvo la fe vacilante de los Apóstoles antes de Pentecostés; Ella nos fue entregada, por su Hijo, como Madre; Ella señaló en las bodas de Caná: "Haced lo que El os diga" (Jn. 2,5). Por todo ello, María es ayuda valiosísima para el cristiano en su camino hacia Jesucristo. La Iglesia expresa la verdad de esta afirmación con esta pequeña jaculatoria: "Ad Iesum per Mariam".
3o) Por último, sabiendo que no hay criatura más excelsa que María, ni quien más íntimamente esté unida a Dios, la Iglesia le aplica estas palabras de la Escritura: "Quien me hallare, hallará la vida y obtendrá el favor del Señor" (Prov. 8,35).
Relación de la Mariología con otros tratados de la Teología
La ciencia mariológica tiene ya un lugar propio en la Teología. Este lugar propio no significa autonomía, puesto que está siempre estrechamente relacionada con los restantes tratados teológicos. Así, por ejemplo, con relación al Tratado de la Santísima Trinidad basta decir que Santa María es hija predilecta de Dios Padre, Madre verdadera de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo
Con la Cristología y la Soteriología guarda una especialísima relación por cuanto la Encarnación se llevó a cabo en sus entrañas purísimas; María refuerza la verdad de la Humanidad de Cristo; fortalece las relaciones Padre-hijo por cuanto Jesús estuvo sujeto a María y José (cfr, Lc. 2, 51); colabora con su Hijo como Corredentora, Mediadora y Dispensadora universal de todas las gracias.
Se relaciona con la Eclesiología en tanto que Ella es tipo y figura de la Iglesia; en María la Iglesia ha alcanzado su perfección, es Madre de la misma Iglesia y colabora activamente en su origen y en su crecimiento (cfr. Const. dogm. Lumen gentium, cap.8).
También se relaciona con la Escatología o tratado de las postrimerías, porque su Asunción a los cielos es anticipo y prenda cierta de la resurrección de los cuerpos de todos los hombres (cfr. Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, n.15).
El estudio de la Mariología ha servido además, para profundizar en el método teológico y ahondar en las relaciones que hay entre la Sagrada Escritura y la Tradición. Por ejemplo, el Dogma de la Inmaculada Concepción fue precedido por la fe del pueblo cristiano, y el Dogma de la Asunción de María asentado firmemente, también, principalmente en argumentos de la Tradición. En otras Palabras, el "sentido de la fe" de todos los fieles ha impulsado a los teólogos a profundizar en sus argumentos.
Como puede verse, el estudio teológico sobre la Virgen María está lleno de virtualidades y consecuencias. Estas se manifiestan no sólo en los Tratados de la Teología, sino también en el interés creciente y universal de los fieles que han sabido descubrir en la Santísima Virgen el camino hacedero y fácil para llegar a Jesucristo y, prenda segura de ortodoxia en la doctrina y para la propia salvación. [2]
La ciencia que trata de Santa María Virgen ha sido designada, en el transcurso del tiempo, con diversos nombres. Algunos la llamaron Mariale, otros prefirieron el nombre de Theología Mariana; otros la designaron como Theotokología y otros simplemente la llaman Mariología.
DEFINICION DE LA MARIOLOGIA
La ciencia que trata de Santa María Virgen ha sido designada, en el transcurso del tiempo, con diversos nombres. Algunos, como San Alberto Magno, la llamaron Mariale; otros prefirieron el nombre de Theología Mariana; otros la designaron como Theotokología, que significa, tratado sobre la Madre de Dios; otros simplemente la llaman Mariología, título más común y que ha prevalecido hasta nuestros días.
Definición etimológica
El término Mariología está formado por las palabras griegas MIRIAM (María) y LOGOS (tratado o ciencia), por lo que, etimológicamente, significa *`tratado o ciencia sobre la Virgen María".
Definición real
Mariología es aquella parte de la Teología que estudia a María como Madre de Dios y Madre de los hombres, según los principios de la Revelación divina.
Decimos: "aquella parte de la Teología", pues entre la Mariología y la Teología media una relación como de la parte al todo. Lo cual significa que se estudia a la Santísima Virgen María -dentro de la Teología- de manera sistemática, en virtud del papel único y singular que le corresponde en la realización y consumación de la Obra redent6ra de su Hijo.
El centro de la Teología lo constituye Cristo -la Redención del género humano hecha por Nuestro Señor Jesucristo-, Segunda Persona de la Santísima Trinidad, encarnado en el seno virginal de María. Por éste motivo Ella queda vinculada al centro mismo de la Teología, dando lugar a la Mariología, donde se estudia a María y la función específica que desempeña en la Obra de la Redención.
Decimos también "que estudia a María como Madre de Dios y Madre de los hombres", para expresar con ello el objeto mismo de la Mariología; es decir, estudia a la Virgen como criatura singular y privilegiada, asociada íntimamente a la persona y a la Obra de su Hijo y, a la vez, por la relación espiritual que tiene con todos los hombres.
Finalmente decimos "según los principios de la divina Revelación". Con esto se indica el método de estudio. La Mariología, como parte de la ciencia teológica, toma también sus principios de la Fuente de la Revelación; es decir, de la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición, las cuales han sido entregadas y confiadas para su custodia y auténtica interpretación al Magisterio de la Iglesia.
Se llama método al camino o modo de proceder que tiene una ciencia para alcanzar su objeto. El método de la Mariología es el mismo de la Teología; esto es, el modo de proceder propio de la investigación y comprensión de la verdad revelada. Este modo de proceder es triple: inductivo, deductivo y apologético.
IMPORTANCIA DEL ESTUDIO TEOLÓGICO SOBRE MARÍA
Tres son los motivos principales de la importancia del estudio teológico sobre María: a) Por la excelencia del objeto que estudia; b) por los efectos que produce y, c) por su relación con otros tratados de la Teología.
La excelencia del objeto de la Mariología
La excelencia de una ciencia radica en la dignidad del objeto que estudia. Ahora bien, si la Mariología estudia a María -que es la criatura más noble, más digna y más santa-, es lógico que la ciencia que la estudia tenga igualmente esa nobleza y esa dignidad.
María Santísima es, en efecto, la cumbre de la creación, el vértice de las maravillas de Dios, la obra maestra de la sabiduría, del poder y de la bondad de Dios: una obra maestra "sólo sobrepasada por su Artífice" (San Epifanio, Oratio de laudibus S. Mariae Deiparae, PG. 43,478).
En nuestros días, acorde con el sentir unánime de la Iglesia, el Venerable Josemaría Escrivá de Balaguer escribió: -Canta ante la Virgen Inmaculada, recordándole: Dios te salve, María, hija de Dios Padre: Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo: Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo… ¡Más que tú, sólo Dios!" (Camino n.496).
Los efectos que produce
Si la Mariología es excelente por su objeto, no lo es menos por los efectos que produce. Estos efectos son principalmente tres: lo) Conduce al conocimiento y al amor de Dios; 2o) al de Cristo y, 3o) al de María.
lo) La Mariología conduce y facilita el conocimiento y el amor de Dios. En efecto, la escala para subir a Dios, para conocerlo y amarlo, son las criaturas. San Pablo dice: "Lo invisible de Dios, su eterno poder y divinidad, son conocidos mediante sus obras (las criaturas)" (Rom. 1,20; cfr. también Sab. 3,20). María es una criatura perfectísima en la que resplandecen de modo singular la bondad, la gracia y el amor divinos, pues en Ella se complació el Todopoderoso (cfr. Lc. 1,49). Por tanto, conociendo y amando a María conoceremos y amaremos más a Dios.
2o) La Virgen Santísima nos configura con su Hijo y nos conduce a El. Tengamos presente que Ella sostuvo la fe vacilante de los Apóstoles antes de Pentecostés; Ella nos fue entregada, por su Hijo, como Madre; Ella señaló en las bodas de Caná: "Haced lo que El os diga" (Jn. 2,5). Por todo ello, María es ayuda valiosísima para el cristiano en su camino hacia Jesucristo. La Iglesia expresa la verdad de esta afirmación con esta pequeña jaculatoria: "Ad Iesum per Mariam".
3o) Por último, sabiendo que no hay criatura más excelsa que María, ni quien más íntimamente esté unida a Dios, la Iglesia le aplica estas palabras de la Escritura: "Quien me hallare, hallará la vida y obtendrá el favor del Señor" (Prov. 8,35).
Relación de la Mariología con otros tratados de la Teología
La ciencia mariológica tiene ya un lugar propio en la Teología. Este lugar propio no significa autonomía, puesto que está siempre estrechamente relacionada con los restantes tratados teológicos. Así, por ejemplo, con relación al Tratado de la Santísima Trinidad basta decir que Santa María es hija predilecta de Dios Padre, Madre verdadera de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo
Con la Cristología y la Soteriología guarda una especialísima relación por cuanto la Encarnación se llevó a cabo en sus entrañas purísimas; María refuerza la verdad de la Humanidad de Cristo; fortalece las relaciones Padre-hijo por cuanto Jesús estuvo sujeto a María y José (cfr, Lc. 2, 51); colabora con su Hijo como Corredentora, Mediadora y Dispensadora universal de todas las gracias.
Se relaciona con la Eclesiología en tanto que Ella es tipo y figura de la Iglesia; en María la Iglesia ha alcanzado su perfección, es Madre de la misma Iglesia y colabora activamente en su origen y en su crecimiento (cfr. Const. dogm. Lumen gentium, cap.8).
También se relaciona con la Escatología o tratado de las postrimerías, porque su Asunción a los cielos es anticipo y prenda cierta de la resurrección de los cuerpos de todos los hombres (cfr. Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, n.15).
El estudio de la Mariología ha servido además, para profundizar en el método teológico y ahondar en las relaciones que hay entre la Sagrada Escritura y la Tradición. Por ejemplo, el Dogma de la Inmaculada Concepción fue precedido por la fe del pueblo cristiano, y el Dogma de la Asunción de María asentado firmemente, también, principalmente en argumentos de la Tradición. En otras Palabras, el "sentido de la fe" de todos los fieles ha impulsado a los teólogos a profundizar en sus argumentos.
Como puede verse, el estudio teológico sobre la Virgen María está lleno de virtualidades y consecuencias. Estas se manifiestan no sólo en los Tratados de la Teología, sino también en el interés creciente y universal de los fieles que han sabido descubrir en la Santísima Virgen el camino hacedero y fácil para llegar a Jesucristo y, prenda segura de ortodoxia en la doctrina y para la propia salvación. [2]